El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS), es una entidad clínica siempre secundaria a una patología subyacente, la cual debe ser identificada para instituir el tratamiento adecuado. El proceso inflamatorio se produce y mantiene por la actividad de células inflamatorias que sintetizan y secretan mediadores pro y antiinflamatorios cuya misión es proteger nuestro organismo , recuperar la homeostasis y favorecer la reparación de los tejidos dañados. Cuando la activación de la respuesta inflamatoria es sistémica (politraumatismo, sepsis) se genera una producción masiva de citoquinas (tormenta de citoquinas) dando origen al SRIS, entidad severa que puede derivar en fallo multiorgánica con riesgo de muerte. Las causas del SRIS son diversas e incluyen: infecciones (sepsis, endotoxina circulante, tuberculosis), enfermedad tromboembólica, enfermedades autoinmunes, anafilaxia, agentes físicos (radiaciones, quemaduras extensas), agentes químicos (drogas, pesticidas), pancreatitis aguda, infarto al miocardio, politraumatismo, cáncer, cirugía invasiva, shock de cualquier etiología, síndrome hemofagocítico, hemodializados crónicos y picadura de escorpiones, arañas y serpientes. El tratamiento debe instituirse lo más precozmente posible para evitar la progresión a daño tisular multiorgánico irreversible y muerte. El tratamiento etiológico, cuando es posible (uso de antibióticos en sepsis), puede detener rápidamente el SRIS.