La medicación es la intervención médica más utilizada para mejorar la salud. Sin embrago, al mismo tiempo, la polifarmacia se asocia a un incremento del riesgo de efectos adversos, interacciones, menor adherencia al tratamiento, más hospitalizaciones, mayor mortalidad e incremento de los costes. La polimedicación adquiere especial relevancia en el paciente anciano, población con un mayor riesgo de reacciones adversas, debido a cambios fisiológicos, fragilidad y comorbilidad. Se estima que los efectos adversos asociados a fármacos producen en torno al 6.5% de todos los ingresos hospitalarios, de los cuales más de la mitad pueden ser evitados o prevenibles. Los medicamentos que con mayor frecuencia son responsables de las hospitalizaciones y de los efectos adversos graves o mortales son: antiagregantes, diuréticos, antiinflamatorios no esteroideos, anticoagulantes, betabloqueantes, opioides, metrotexate, digoxina y antihipertensivos como IECAS y ARA-II.