Las úlceras vasculares constituyen un grave problema de salud con una elevada incidencia en la población provocando importantes repercusiones socioeconómicas y sanitarias, alterando la calidad de vida del paciente. El papel de los profesionales de enfermería es fundamental en el cuidado de las úlceras vasculares. Como profesional cualificado, debe poseer una serie de habilidades y conocimientos basados en la evidencia para poder ofrecer unos cuidados integrales de calidad para el abordaje de las úlceras vasculares adecuados a las circunstancias personales de cada enfermo. Y poder ayudarle a incluir en su vida diaria unos hábitos higiénico-posturales que serán de gran utilidad para acelerar la resolución de la úlcera y para prevenir la aparición de nuevas lesiones. Para ello es importante que el paciente siga una serie de medidas terapéuticas para lograr mejorar su calidad de vida hasta la curación de su úlcera. Es fundamental establecer un diagnóstico diferencial entre los distintos tipos de ulceras vasculares, ya que el tratamiento difiere si su etiología es venosa o arterial. Así pues es necesario abordar su atención desde una perspectiva integral que contemple la prevención de los factores de riesgo y un tratamiento que tenga en cuenta un plan de cuidados integral para los pacientes y la familia. El tratamiento tópico se debe realizar dependiendo de las características de cada herida. Las úlceras venosas son las más frecuentes de las úlceras vasculares, alrededor del 80 y 90%. Muchos de los pacientes que se atienden en atención primaria sufren hipertensión venosa y úlceras vasculares. Por ello se presenta en este trabajo un caso práctico de la curación de una úlcera venosa de grado III.