La administración temprana de soporte nutricional, principalmente mediante la vía enteral, es considerada una estrategia terapéutica proactiva, pudiendo reducir la gravedad de la enfermedad, disminuir las complicaciones, la duración de la estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos e influir favorablemente en el resultado del paciente. Sin embargo, en los pacientes críticos el soporte nutricional abarca varios aspectos controvertidos, como la indicación del propio soporte, los tipos de nutrientes que deben ser aplicados o la vía de administración. Existe consenso en la comunidad científica en utilizar nutrición enteral cuando sea posible y hacerlo precozmente, en las primeras 24-48 horas tras el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos, estableciendo la asociación entre desnutrición y aumento de la morbilidad y mortalidad. A pesar de ello, existe mucha controversia al establecerse una indicación evidente sin estar basada en estudios prospectivos, aleatorizados y controlados. De hecho, el uso de las Guías de Práctica Clínica del Paciente Crítico no propone ni garantiza ningún beneficio específico en el resultado o la supervivencia. Por otro lado, las dificultades metodológicas científicas para validar dichas indicaciones se ven contrastadas con las valoraciones bioéticas.