La degeneración macular asociada a la edad es la causa más frecuente de ceguera en el adulto mayor en los países desarrollados. Esta a su vez se clasifica en ya sea neovascular (húmeda) y no neovascular (seca). Los cambios degenerativos en la membrana de Bruch, la capa coriocapilar y el epitelio retiniano recaen y se reflejan en el epitelio pigmentario retiniano, el cual va perdiendo tanto función como su estructura. Esto va provocando poco a poco destrucción de los fotorreceptores, que, al ser confluente, conlleva a la atrofia geográfica macular en los estadios más avanzados de la degeneración macular asociada a la edad seca. Aunque la terapia intravítrea con fármacos anti factor de crecimiento endotelial vascular para la degeneración macular asociada a la edad húmeda ha dado buenos resultados, fuera de las medidas preventivas de reducción de factores de riesgo, aun no existe tratamiento efectivo para la forma seca que es la más predominante y que se prevé tendrá un incremento en la incidencia en los próximos años. No obstante, el reemplazo de células del epitelio pigmentario retiniano ha mostrado rescate de fotorreceptores y mejoría visual en modelos de degeneración retiniana en animales y posiblemente en pacientes con degeneración macular asociada a la edad. Diferenciación de epitelio pigmentario retiniano de células madre embrionarias humanas y de células madre pluripotenciales inducidas ha creado una fuente potencialmente ilimitada para reemplazar epitelio pigmentario retiniano muerto y/o enfermo. Estas células se han incorporado en la retina degenerada y ha resultado en mejoría tanto funcional como anatómica. Aún quedan retos por solucionar y llevar a la clínica estas terapias, tales como la propia dificultad del procedimiento, la cuestión de seguridad a largo plazo, el rechazo inmune, los costos y las cuestiones éticas. Por lo tanto, en los años próximos no cabe duda de que representan una esperanza y motivo de sumar esfuerzos entre instituciones privadas y públicas.