El acelerado envejecimiento de la población mundial ha puesto en evidencia un importante problema de salud pública: las caídas de ancianos.Mundialmente, las caídas representan un importante problema para las personas mayores y repercuten en altos gastos de cuidados de salud.La incidencia anual de caídas entre personas ancianas que viven en la comunidad aumenta del 25 % entre los 65-70 años, al 35 % después de los 75. Las mujeres parecen sufrir más caídas que los hombres hasta los 75 años, a partir de la cual la frecuencia es similar en ambos sexos. Entre los ancianos institucionalizados la previsión de caídas es mayor, ya que el 50% caerán cada año y la mitad de los que caen lo hacen repetidamente, con una densidad de incidencia aproximada de 1,5 caídas por cama al año.Hay muchos factores que influyen en la caída del anciano, como pueden ser enfermedades crónicas: Enfermedad de Parkinson, demencias, enfermedad cerebrovascular; alteraciones visuales: cataratas, retinopatías, glaucoma…Las consecuencias de las caídas pueden ser varias, sobre todo físicas como es la fractura, una de las más serias. La tasa de mortalidad entre los enfermos que han sufrido una fractura de cadera es del 10-20 %, más alta que entre aquellas de igual sexo y edad que no la han sufrido.