Introducción: los cuidados paliativos nacen con el movimiento hospice a finales de los años 70, estableciéndose en 1987 la especialidad de Medicina Paliativa en Reino Unido. La OMS calcula que cerca de 40 millones de personas precisan cuidados paliativos cada año, y solo un 14% recibe una atención adecuada. El enfoque de la medicina actual es el tratamiento de síntomas, lo cual limita la formación en CP, llegando a causar abandono terapéutico. Por ello, los profesionales deben prestar una atención integral y considerar al paciente un ser biopsicosocial, siendo el personal de enfermería fundamental en este proceso, acompañando tanto al paciente como a la familia. Objetivos: conocer el papel de la enfermera en la atención integral de personas en situación terminal en los tres planos, física, psicológica y espiritual, así como con sus familias. Metodología: se realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva en el periodo de tiempo comprendido entre octubre y diciembre de 2022 en las bases de datos Pubmed, Scielo, Dialnet, Cochrane y Google Scholar, incluyendo el análisis de 76 publicaciones y guías de referencia. Conclusión: el control de los síntomas tanto físicos como psicológicos y espirituales del paciente terminal es un punto primordial para el alivio del sufrimiento, debiendo establecer estrategias terapéuticas individualizadas y adecuadas a cada paciente. Existen tanto medidas farmacológicas como no farmacológicas que pueden ser aplicadas, aunque la combinación de ambas ofrece mejores resultados. Además, el apoyo a la familia resulta fundamental con el fin de evitar problemas emocionales que generen situaciones de desadaptación y por tanto, empeoren los niveles de estrés y presión sobre ellos mismos y el paciente, dando como consecuencia la claudicación familiar.